El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó una orden ejecutiva mediante la cual el fentanilo ilícito y sus principales precursores químicos fueron clasificados como armas de destrucción masiva, colocándolos al nivel de amenazas nucleares, químicas y biológicas.

Durante el anuncio realizado en la Casa Blanca, el mandatario aseguró que esta medida busca frenar el impacto mortal del fentanilo, responsable de decenas de miles de muertes por sobredosis cada año en territorio estadounidense. Tan solo en 2023, se registraron más de 105 mil fallecimientos por consumo de drogas, de los cuales cerca de 80 mil estuvieron relacionados con opioides sintéticos.

La orden ejecutiva instruye a la Fiscalía General a perseguir con mayor severidad los delitos vinculados al tráfico de fentanilo, incluyendo el aumento de condenas y la aplicación de cargos federales asociados al uso de armas de destrucción masiva. Asimismo, los departamentos de Estado y del Tesoro deberán actuar contra activos e instituciones financieras relacionadas con su producción y distribución.

El documento también faculta al Departamento de Defensa a evaluar el uso de recursos adicionales de seguridad nacional en casos de emergencia relacionados con esta sustancia.

De forma paralela, el Comando Sur de Estados Unidos informó sobre una serie de operativos antidrogas en el Pacífico oriental que derivaron en ataques a tres embarcaciones vinculadas al narcotráfico, con un saldo de al menos ocho personas fallecidas. Las autoridades señalaron que las naves transitaban por rutas conocidas de contrabando internacional.

Con esta designación, el tráfico de fentanilo deja de ser considerado únicamente un problema de salud pública y seguridad interna, para convertirse en una amenaza directa a la seguridad nacional de Estados Unidos, lo que abre la puerta a herramientas legales, tecnológicas y militares de mayor alcance.

Nota referencia: Milenio.