La violencia en México tiene un nuevo blanco: los maestros.

Una investigación de La Crónica de Hoy revela que los maestros en México se han convertido en víctimas de la violencia, con al menos siete profesores agredidos o asesinados en un lapso de 40 días, del 7 de julio al 15 de agosto. Estos casos, ocurridos en estados como Puebla, Tlaxcala, Hidalgo, Baja California y, con mayor incidencia, Veracruz, reflejan cómo el crimen organizado ha infiltrado el sistema educativo.

Según el investigador Alberto Colín Huizar del Cinvestav, los ataques directos a maestros se deben a que los grupos criminales los perciben como figuras de contrapeso. "Piensan que llevan información, critican la inseguridad o se quieren involucrar en la política sin alinearse a sus intereses", explica Colín.

La violencia ha provocado que los maestros eviten alzar la voz y organizar protestas, a pesar de que el gremio ha sido históricamente una fuerza de activismo social. El investigador subraya que la violencia directa contra escuelas y educadores aumentará a medida que el crimen organizado gane más control territorial.

  • Puebla: El 17 de agosto, el arzobispo de Puebla lamentó el asesinato del maestro Leonel Herrerías Torres, de 30 años, cuyo cuerpo fue encontrado con múltiples lesiones en su propia casa.
  • Veracruz: La entidad es la más afectada, con casos como el del profesor jubilado Fernando Galván Rodríguez, hallado sin vida en la cajuela de su auto, y el del maestro Alberto Rojas, ejecutado en Tezonapa. El caso de la maestra Irma Hernández Cruz fue particularmente impactante, ya que fue secuestrada y su ejecución fue grabada en un video difundido en redes sociales.
  • Baja California y Tlaxcala: Se registraron los asesinatos del maestro de bachillerato Xavier Damián Jiménez en Tijuana y del profesor José Manuel López Juárez en Tlaxcala, cuyo cuerpo fue hallado en una barranca.
  • Hidalgo: Un video que se hizo viral mostró a un alumno golpeando a su profesor, evidenciando que la violencia también florece al interior de las aulas.

El académico Colín Huizar, quien ha investigado el tema por más de cuatro años, revela que las escuelas en zonas de alta violencia, como Tierra Caliente en Michoacán, sufren de desplazamiento forzado y ataques directos con drones. Los maestros a menudo se ven obligados a colaborar con el crimen para sobrevivir, prestando sus instalaciones o vehículos.

El investigador señala que la Secretaría de Educación Pública (SEP) desconoce cuántas escuelas han cerrado por la violencia o cuántos maestros han abandonado sus plazas. "Los maestros están solos, no hay una guía que los oriente sobre qué hacer con un chico que vivió la ejecución de un familiar o amigo", concluye Colín, afirmando que "en la escuela todo se nota, se reflejan los efectos de una sociedad rota, adolorida".

 Nota referencia: La Crónica.